jueves, 2 de diciembre de 2010

Burunchel

Jueves 16 de Septiembre de 2010.

22:53 h.

¡Joder! Casi me descerraja un tiro en la cabeza. He tenido que utilizar una habilidad felina que no conocía. O al menos eso es lo que pensaba al saltar hacia atrás esquivando el tiro.

Muy lejos de todo eso, Antonio me comento que erró el disparo en el último momento al percatarse de mi condición humana. Ahora, sentados junto a la fogata, en su campamento a las afueras del pueblo, me estuvo contando un poco sobre él. Lo cierto es que parece una persona con una vida bastante interesante.

Un hombre de unos 36 años de estatura media y aspecto duro. Tapa parte de su cara con una frondosa perilla y protege su cabeza de las inclemencias del tiempo con una cómoda boina estilo pueblo. Me contó que procedía de su amada y querida tierra Andaluza, concretamente de Burunchel, un pequeño pueblo que añora con toda su alma.

Siempre soñó con ser actor, pero las necesidades familiares le obligaron a olvidar su sueño y ceñirse a realizar un trabajo que le diera de comer a él y su familia. Es por eso por lo que después de adquirir unas tierras en Serrejón, decidió explotarlas y hacer de la agricultura y la caza su sustento en la vida. Que variopinto, he pensado yo. De actor a agricultor.

No ha querido profundizarme demasiado sobre su familia y seres queridos. Por su reacción, posiblemente he podido tocar algo frágil que está a punto de romperse. Mi madre siempre me enseñó a no hacer daño a los demás, por eso he preferido cambiar de tema.

Según me comenta, soy el primer superviviente que se encuentra en su camino, ha estado almacenando comida en una furgoneta que tiene aparcada aquí mismo. Y desde que se hizo con el carrito de helados y consiguió acoplarle un mecanismo que le hace andar solo, ha conseguido siempre ir a su antojo por toda la ciudad.

Ya mas tranquilos, me ha examinado el brazo, y tras un empujón a traición, me lo ha colocado en su sitio. ¡Que dolor! Y que alivio al mismo tiempo, pensé que me lo había roto.

Mañana decidiremos a donde ir, pero por lo que el me comenta tiene intenciones de dirigirse a “Navalmoral de la Mata”. No me ha dicho nada, pero creo que tiene algo pendiente allí.

Después de unas horas, permanece impasible apostado frente a la hoguera, mientras yo obedezco sus ordenes. Me comento que no tenía de que preocuparme, que podía irme a dormir mientras el hacía guardia como tantas otras veces. Yo en un principio no accedí, pues no me parecía justo que durmiera toda la noche de tirón mientras el guardaba. Pero finalmente me convenció explicándome la necesidad de que estuviera completamente fresco para el día de mañana. Por lo tanto, ahora me dispongo a descansar dentro de la furgoneta, tumbado en un colchón que hay en la parte trasera…

¡Hay un ruido! Jadeos y movimientos, llegan a nuestros oídos. Cuando miro a través de la ventanilla de la furgoneta, veo la figura erguida de Antonio con la escopeta en posición de disparo.

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