jueves, 28 de octubre de 2010

Juguemos al escondite (Parte 6).

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

La salvación se hallaba ante mí en forma de extintor de incendios. Supongo que a nadie le importaría que lo cogiera por unos segundos y machacara la cabeza de aquel individuo hasta dejarme ver sus sesos.

Una vez hecho y bajado mi nivel de adrenalina, quedé horrorizada ante tan salvaje espectáculo. Dejé caer el extintor de mis manos y una necesidad imperativa de vomitar recorrió todo mi cuerpo.

Giré la cabeza y empecé a echar fuera de mi lo poco que tenia en el estomago de la noche anterior. Una vez recuperada de mi mal estar, me dispuse a avanzar por el pasillo frontal con intención de llegar hasta la puerta del ascensor. Este me conduciría a la tercera plana, donde se encontraba ingresada mi sobrina.

A medida que avanzaba podía ver cadáveres por los suelos en diferentes partes del pasillo. La imagen era bastante desagradable. Cautelosamente logré llegar hasta el ascensor y tras llamarle repetidas veces, sus puertas se abrieron dejándome ver en su interior a un hombre que permanecía espaldas a mi.

Sentí un profundo alivio al verlo, pues parecía que mi pesadilla iba a ser compartida por alguien mas. Pero pronto, como un resorte en mi cabeza escuché, ¡no te muevas! ¡No digas nada!

Examinándolo con mas detenimiento pude apreciar como chorreaba sangre de algún sitio de su cuerpo alimentando así el enorme charco que descubrí bajo sus pies. Esto acompañado de una fuerte respiración, hizo que me diera cuenta del embrollo en el que me había metido.

Lentamente y en silencio recule hacia atrás con intención de abandonar el lugar. El individuo comenzó a girar para mostrarme su rostro y el motivo que le hacía estar sangrando abundantemente. La sangre no provenía de él. Entre sus dientes y sujeto por sus manos podía ver como mordisqueaba un gran pedazo de carne humana. La pieza parecía pertenecer a una mujer. Eran la mitad del tronco superior, con ausencia de cabeza alguna y acompañada de su propio brazo. Con mas detenimiento pude apreciar uno de sus pechos, el cual aquel ser mordisqueaba sin respeto alguno.

Justo cuando sus pupilas se clavaron en mí, las puertas automáticas del ascensor comenzaron a cerrarse.

Respiré profundamente a verme libre de tan comprometida situación y darme cuenta de que aquel horrendo ser no poseía capacidad alguna para pulsar el botón que abre las puertas.

Embriagada aún por shock, pude reaccionar y encaminarme por las escaleras hacia el tercer piso. No encontré impedimento algunos para llegar hasta dicho lugar y una vez allí recuperando mi sentido común, me apresuré a recorrer lo largo del pasillo. Miraba los números de las etiquetas de las habitaciones esperando encontrar la de mi sobrina.

Conseguí llegar hasta la habitación 315 donde se supone estaría. Entré y la examiné con la mirada. ¡La cama estaba vacía!

¿Dónde coño estaba? ¿Le habría pasado algo? ¿Llegué demasiado tarde?

En mi mente se dibujaba nuevamente su sonrisa. ¡No podía rendirme!

Al adentrarme un poco mas al fondo de la habitación, me percaté de la presencia de otra de esas cosas que permanecía tras la cama arrodillado comiendose algo o alguien.

El horror se apoderó de mi mente y las lagrimas brotadas de mis ojos comenzaron a deslizarse por mi mejilla, cuando pensé en tal cruel final para mi sobrina.

¡¡GRRRRRRRRR!! Como loca me abalancé sobre él…

Lo único que recuerdo después de eso, es haberme encontrado encima de aquella cosa con mis manos estaban ensangrentadas y su cuello partido.

Me levanté y me limpié en las blancas e inmaculadas sábanas de la cama. Llamaba a gritso a mi sobrina con intención de hallar respuesta.

¡Belén! ¡Belén!

Salí hasta la puerta de la habitación y continué gritando su nombre.

Un estruendoso ruido se escuchaba por los dos lados del pasillo. Comencé a asustarme y miré hacia el ruido. Quedé horrorizada al ver como una multitud de cientos de individuos se apresuraban hacia mi posición entre empujones y gruñidos.

¡Joder! Y encima mi sobrina, después de haberme oído llamarla, asomaba por una de las puertas intermedias entre los bichos y yo.

Rápido, como alma que huye del diablo, salí corriendo hacia ella mucho antes de que se diera cuanta de la situación.

Llegue con muy poco tiempo de reacción, pues aquellas cosas estaban casi a mi altura cuando cogí a Belén en volandas y nos metimos apresuradamente en la sala desde donde había salido.

Nerviosa y mirando alocadamente a mi alrededor, no podía ver salvación alguna. Era una pequeña habitación sin ningún tipo de salida. Mi sobrina permanecía en mis brazos con el dedo índice estirado, señalando hacia las puertas de lo que parecía un armario.

Allí, allí, tita.

Sin dudarlo accedí a su petición y tras abrir sus puertas pude observar la gran amplitud que había dentro de él. Entramos y atrancamos la puerta con un bastón de madera que encontramos en un rincón.

Y aquí estamos sin saber que hacer. Son las 11:23 y aún podemos escucharlos.

lunes, 25 de octubre de 2010

Juguemos al escondite (Parte 5).

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

¿Alguna vez habéis estado viendo alguna de esas películas en las que el ó la protagonista huye despavorido para salvar su vida, tropezando constantemente en su carrera?

¿No os preguntabais porque padecía una exagerada torpeza?

Pues yo creo haber hallado algunas respuestas al respecto.

La adrenalina siempre supera nuestras capacidades humanas. Cuando estás al cien por cien, tu cuerpo reacciona tal y como tu nivel de adrenalina quiere marcarte. Pero cuando el límite del agotamiento está cerca, la cosa cambia para inclinar la balanza hacia lo que nunca veremos como justo.

Sin apenas darme cuenta, me encontraba corriendo a la misma velocidad que Carl Lewis en una de las competiciones que ganó. Evidentemente, ni mi preparación ni mi cuerpo son los que aquella estrella tenía. Cosa que me hizo volver a la realidad, justo cuando volaba para precipitarme contra el suelo.

El impacto fue importante, analizándolo horas después, pude ver que me había raspado parte de la piel de los codos al tiempo que las rodillas me sangraban. Por no hablar del profundo dolor que recorre todo mi cuerpo. Pero en ese instante y gracias a mi amiga la adrenalina, yo no sentía nada.

Mi instinto de supervivencia hizo que me levantara como un resorte e iniciara una nueva carrera para llegar hasta la puerta del hospital.

Aquellos animales, por llamarles de alguna manera, seguían incesantes en su cacería.

Cuando llegué a la puerta apenas me separaban cinco metros de ellos, distancia suficiente como para abrirla y cerrarla nuevamente.

Una vez dentro y sin soltar el picaporte, busqué rápidamente algún objeto que me permitiera colarlo dentro de los dos agarres de la puerta.

Rápidamente, hallé con la mirada un par de muletas apoyadas al lado de la puerta. Tras atrancarla con ella, pude sentir tranquilidad y respirar pausadamente. Cerré los ojos e intenté tranquilizarme durante un momento. Los ruidos producidos por la muchedumbre golpeando las puertas se hacía insoportable, pero poco a poco y tras tranquilizarme conseguí dejar de oírlos en mi mente.

¡Ahhhh! Fff. ¡Que dolor!

Un fuerte pinchazo en mi tobillo me despertó del trance. ¡Joder!, el propietario de las muletas estaba tumbado en el suelo y había intentado comerse mi pierna. De manera automática le propine una fuerte patada para que soltara mi pierna y así poder librarme de su mordisco.

Después del susto comencé a sentir un gran escozor en la zona afectada y tras examinarme mas detenidamente pude observar como un hilillo de sangre brotaba de la herida.

¡Mierda! Espero que no tuviera la rabie el imbecil este. Cuando se espabiló después del golpe, comenzó a arrastrase hacia mi con intenciones de repetir la jugada. Yo nerviosa miré alrededor en busca de salvación alguna.

jueves, 21 de octubre de 2010

Juguemos al escondite (Parte 4).

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

Tiré lo suficientemente fuerte de su brazo como para partírselo por varios sitios. Debió dolerle, pues el gesto de su cara cambió repentinamente mientras me decía. ¡Niña! Que me vas a romper el brazo. Soltándose bruscamente de mi mano.

Yo solo pude articular una palabra. ¡Corra!

Ella debió de captar la alarma en mi tono, ó quizás los gruñidos de aquel ser ayudaran. Sin hacer ninguna pregunta mas, giró su cuerpo hacia mi posición y empezó a correr.

Yo hice lo propio. Evidentemente por una cuestiones de edad mi carrera era mas rápida que la suya, pero no mantenía un mal ritmo después de todo. Nos dirigíamos hacía la puerta con intención de salir a la calle.

Giré la cabeza y la vi tras de mi corriendo a apenas dos metros de aquella cosa. Volví a mirar hacia adelante para continuar con mi huida.

Giré nuevamente la cabeza para ver que su situación mejoraba aún mas. No se como, pero ella corría como si estuviera poseída por el diablo. Había aumentado su distancia con el individuo a cinco metros. ¿Acaso aquella mujer era corredora profesional sin yo saberlo? A este paso no tardaría en pasar de largo por mi lado. Yo seguía corriendo.

Gire la cabeza una tercera vez para ver como la ancianita se estrellaba estrepitosamente contra una de las columnas del. El golpe seco fue suficientemente fuerte como para tirarla al suelo.

¡Rejostias! Gritó la venerable anciana al sentir el golpe y caer al suelo.

Fue la última vez que estaríamos juntas. Yo ya estaba alcanzando la puerta para salir a través de ella sin poder mirar hacia atrás mas veces.

Mi propia respiración acelerada me evitaba escuchar el entorno con claridad. Yo después del incidente con mi acompañante, prefería no mirar hacia atrás. Decidí de esta manera abrazar lo inevitable en el caso de que llegara el momento. Prefería no ser testigo del anuncio de mi propia muerte.

El corazón se salía de mi pecho cual cabalgada nocturna desenfrenada. Ya no podía mantener el ritmo que la sensatez había impuesto a mis piernas.

Entre tanto movimiento conseguí divisar el pabellón principal del hospital en el que se encontraba mi sobrina. Mi mente solo pudo pensar una cosa. Debía de salvarla por encima de cualquier cosa, si aún no era tarde, pasaría por encima de todo por salvaguardar su vida.

Una pequeña sonrisa se alojó en mis labios al pensar en el recuerdo de las tardes de juegos que había compartido conmigo. En su risa, en su mirada de amor, en su cariño.

Instintivamente y en contra de lo había decidido, giré la cabeza en un gesto de desobediencia hacia mi misma. Vi la realidad de mis acciones, desde luego no me sirvió para tranquilizarme ni rebajar el ritmo de mi carrera. Una muchedumbre incontable de gente extraña, corría tras de mi a apenas diez o quince metros.

Me asusté lo suficiente como para forzar mi propio paso. Algo que decididamente, no sería buena idea.

martes, 19 de octubre de 2010

Juguemos al escondite (Parte 3).

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

Tras unos cuantos pasos por una recepción desértica, llegamos hasta el mostrador principal. Tras el, había una puerta que daba acceso a una habitación en penumbra.

Ajustando mis pupilas a la oscuridad del lugar, pude ver la silueta de un hombre que permanecía inmóvil en dicha habitación.

La señora comenzó a buscar con sus manos el timbre llamador del hotel. Una vez lo halló, comenzó a pulsarlo repetidas veces y a gritar. Oiga, ¡Oiga!, estamos aquí esperando. ¡Señor!

La anciana parecía poseída por el espíritu de la impaciencia. No se hasta donde llegaría mi paciencia si tuviera que meterme en la postura del recepcionista.

Mientras tanto y sin parar de escuchar a la pesada anciana. Mi mirada comenzó a examinar mas detenidamente el recinto principal en el que no hallábamos.

Fue en ese momento en el que me dí cuenta de la situación por la que estábamos a punto de pasar.

Ya empecé a razonar del porque de tantos ruidos acontecidos en la noche anterior. Comprendí que los inquilinos de este hotel, no se habían divertido tanto como yo creía.

En algunos rincones lejos de nuestra posición, podía ver cuerpos rodeados de charcos sangrientos por el suelo. Observando con aún mas detenimiento, en la zona de espera aparecían en mi campo de visión miembros arrancados de sus dueños sin permiso alguno, que reposaban sobre la mesa y sillones destinados a la espera.

No podía salir de mi asombro y permanecía estupefacta ante tan duras imágenes. La pobre anciana no era consciente de la gravedad de la situación, y permanecía a mi lado aporreando el timbre y llamando al personal con diferentes improperios.

Fue entonces cuando realmente el peligro hizo mella en mi cabeza.

De manera rápida y seca sujeté la mano de la anciana para evitar que siguiera llamando la atención a lo que fuera que hubiera hecho esto.

Esta, al ver detenida su mano con tanta contundencia me pregunto.

¿Ya viene alguien a atendernos?

Tras su pregunta, la silueta misteriosa giró a comenzó a salir de entre las sombras con paso lento.

Cuando conseguí ver su cara, quedé completamente horrorizada. Fue el único momento que sentí envidia por la ceguera de un invidente. Tenía la cara completamente desfigurada y aún así no parecía importarle ni sentir dolor alguno. Parecía como si alguien hubiera estado practicando esgrima en ella. Los chorros de sangre manaban aún de forma contundente por sus mejillas.

Agarré fuertemente la mano de la anciana para intentar tirar de ella hacia atrás. Pero mis movimientos comparados con los de aquel individuo eran lentísimos. La reacción tras mi sorpresa no fue precisamente para sentirse orgullosa.

Aquel individuo ágil cual gacela saltó por encima del mostrador con intención de agredir a la vieja…

miércoles, 13 de octubre de 2010

Juguemos al escondite (Parte 2).

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

Giré y me di de bruces contra ella. ¡Joder que susto!

Era una anciana que parecía desorientada. Llevaba unas gafas oscuras de sol, y al observar sus torpes movimientos descubrí que era invidente.

Permanecía inmóvil en uno de los descansillos de las escaleras. Parecía algo asustada y aún mas cuando me tope con ella.

¡¿Quién va!? Me grito temerosamente alzaba su bastón amenazadoramente. Necesité de mis reflejos para esquivarlo y así evitar comérmelo.

La intenté tranquilizar para que cesara en su actitud violenta, y finalmente se relajó y me pidió ayuda.

Me contó que al salir de su habitación e ir por el pasillo escuchó por detrás de ella unos extraños ruidos parecidos a los de una pelea. Alguna reyerta estaba justo a su espalda. Ella por no meterse en líos aceleró el paso con intención de dar parte en recepción. Al llegar hasta la puerta del ascensor, pudo escuchar golpes secos y unos dolorosos gritos provenientes de la pelea que había dejado atrás. Momento en el que nerviosamente apretó en repetidas ocasiones el botón de llamada del ascensor.

Al ver que los gritos cesaban, el ascensor no venía y que los golpes se aproximaban por su espalda. Decidió buscar la puerta que le conducirían hasta la escalera de servicio, bajando así poco a poco hasta el rellano donde se encontraba.

Yo la tranquilicé, pues pude apreciar que su estado nervioso aumentaba al contarme su relato. La estuve contando que había escuchado muchos ruidos y jaleos durante la noche, y que no descartaba que algunos inquilinos hubieran estado de juerga hasta acabar peleándose borrachos perdidos.

Parece que al oír mis palabras, respiró profundamente aliviada y me pidió que por favor la ayudarla a llegar hasta recepción. Yo evidentemente accedí con mucho gusto, siempre he sentido un profundo respeto por las personas mayores.

Agarré del brazo a mi nueva amiga, llamada María, y nos dispusimos a bajar lentamente, muy lentamente por las escaleras que conducían hasta el primer piso. Por el camino, como no, me obsequio con la apasionante historia de su vida y sus 5 maridos. Parecía que no había perdido el tiempo en su vida.

Por fin y gracias a dios, llegamos hasta la puerta de la primera planta que conecta con la recepción del hotel. Descansamos unos segundos para respirar, y abrimos dicha puerta para llegar hasta el mostrador.

lunes, 11 de octubre de 2010

Juguemos al escondite (Parte 1).

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

Son las 11:23 de la noche y mi sobrina y yo nos encontramos, dentro de un armario de personal médico del Hospital “Comarcal del campo arañuelo” de Navalmoral de la Mata.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Pffff… Es una sorprendente y larga historia.

Ruidos. Como bien dije anteriormente. Ruidos es lo que estuve escuchando toda la noche. No pude dormir pensando en que escuchaba los efectos secundarios de las juergas de algunos inquilinos hospedados en mi hotel. ¡Que inocente pensar eso! Es algo mas complicado.

Pero yo solo pensaba en conseguir dormir y rebanar algunas cabezas del personal responsable cuando me levantara por la mañana. ¡Y vaya si las rebané!

Después de desayunar, estaba decidida a ir a hablar con el responsable del hotel para formularle una queja.

Cuando terminé de vestirme abrí la puerta de mi habitación y avancé por los pasillos hasta llegar frete al ascensor. Todo estaba muy silencioso, ¡ahora están durmiendo los hijos de puta!, pensé en ese momento.

Una vez estuve frente al ascensor, presioné el botón de llamada. Parecía estar en la planta mas baja, pues esperé un tiempo considerado hasta poder oír el “ding” de llegada para su posterior apertura de puertas. Pero estas no se abrieron.

Tras pulsar repetidamente el botón y farfullar algunos improperios, pude cerciorarme de que hoy no iba a usar el ascensor. ¿Por qué no bajar a pie por las escaleras? ¿Por que? Que ilusión.

¿¡Porque son 13 plantas!? ¡Joder! Al final me va a tocar hacer ejercicio desde primera hora de la mañana.

Creo que todavía estaba un poco dormida cuando caminaba hacia las escaleras, me pareció ver como un hombre tambaleándose entraba en una de las habitaciones del fondo del pasillo. ¡Otro maldito borracho! ¿Pero que pasa? ¿Son las fiestas del pueblo y yo no me he enterado? De cualquier forma yo no tenía ganas de juerga, y egoístamente me molestaba que los demás estuvieran pasándolo tan bien.

Comencé a bajar las escaleras. Al principio de dos en dos, pero no tardé demasiado en cansarme y reducir el ritmo. Cuando llegué a la altura del sexto piso escuche jadeos que se entremezclaban con algunos lamentos posiblemente provenientes de una mujer.

¿Oiga? ¿Está bien? Grité en varias ocasiones sin hallar respuesta. Bajé mas despacio la última fila de escaleras que conducían al quinto piso y agudicé un poco mas el oído, con intención de prestar ayuda a quién parecía necesitarla.

Pero por mucho que la buscaba. No la vi nada hasta que…

viernes, 8 de octubre de 2010

Una llamada inesperada.

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

Una llamada inesperada me despertó esta madrugada a las 06:15 h del hotel de “Navalmoral” en el que me hospedo hasta que mi sobrina mejore. Era Alfonso contándome que había recibido una mala noticia de su familia. Le habían pedido que por favor fuera lo más rápido posible a ver a su madre. Por lo visto había enfermado repentinamente.

Ahora tengo preocupación por partida doble.
De todas formas no había podido dormir demasiado esta noche. Entre la pesadilla que tuve y la noche movida para alguno de los inquilinos, no había quién pegara ojo.

Los de arriba han estado toda la noche dando golpes y moviéndose por toda la habitación. Y algunos otros han debido de regresar algo perjudicados después de alguna juerga desenfrenada.

Soñé que me encontraba en algún extraño sitio donde no había nada. Estaba sola y un desesperanzador silencio inundaba el espacio. Todo era de color blanco, apenas miraba el horizonte veía todo blanco. Ni paredes, ni cielo, ni nada. Tan solo sabía que había suelo porque podía caminar pisándolo bajo mis pies. Empezaba a perder la concepción del tiempo-espacio justo cuando me desperté a causa de los ruidos.

Cada vez que conseguía cerrar los ojos había algún gilipollas con ganas de hacerse sentir.

Voy a terminar de vestirme para bajar a desayunar cuanto antes. Después iré a ver a mí sobrina al hospital, que está a dos manzanas de aquí. Pararé en una juguetería que vi ayer en esta misma calle, para comprarle una muñeca bebé. Estoy segura de que le haría mucha ilusión. Cuando despierte y pueda verla, esbozará una espontánea sonrisa en su cara.

No he de olvidarme de echar gasolina al coche e ir a casa a por mas ropa, aún no se los días que voy a tener que estar aquí. Confiemos que sean pocos.
Lo dicho, ¡A desayunar!

Preocupación in crescendo.

Miércoles 8 de Septiembre de 2010.

Estoy bastante preocupada. Mi sobrina no ha mejorado, está aún peor que cuando la ingresamos en el hospital. Su respiración es muy fuerte y entrecortada, por eso los médicos han decidido ponerle una mascarilla con oxigeno para ayudarla.

Voy a intentar ir casi a diario a visitarla. Los facultativos dicen que la mejor opción podría ser trasladarla a Madrid. Pero también comentan que habría que asumir un importante riesgo de fallecimiento durante el trayecto.

Estamos un poco al borde del colapso y no sabemos que decisión tomar. Para ellos es algo muy fácil, te hablan de “importante riesgo de fallecimiento” y te dejan toda la responsabilidad de su vida. ¡Ni que fuera tan sencillo!

Alfonso se ha mostrado muy comprensivo con mí situación. No nos hemos visto desde hace cinco días pero hablamos por teléfono casi a diario. Él intenta animarme y me dice que no me preocupe, que todo se solucionará y que saldrá bien. Yo me muero por creerle, pero no puedo evitar que interiormente piense en lo peor. Quizás sea un mecanismo de defensa que tengo desde pequeñita.

Nunca he sido una persona demasiado optimista y siempre he sufrido de vivir con los pies sobre la tierra. Nunca conseguí tener una infancia normal como los demás niños.
Todas mis fantasías eran previamente calculadas por mí. Siempre me he sentido la necesidad de analizar cada riesgo asumible para cada acción. ¡Imaginaos lo que es eso para una niña de 5 años!

Pensaba que todos mis amigos estaban locos por las cosas que hacían. Y nunca pudiendo disfrutar como ellos.

En estado crítico.

Viernes 3 de Septiembre de 2010.

Estoy en el hospital de Navalmoral de la Mata, aquí cerca de Serrejón. Nadie sabe como ha pasado, pero mi sobrina empeoró esta última semana hasta entrar en estado crítico, según los médicos. Ninguno de los especialistas que la ha examinado saben decirnos que es lo que le pasa.

Se encuentra postrada en una cama. Gracias a dios no tiene consciencia para ver la cantidad de pruebas que le hacen. Está llena de cables por todas partes y sus brazos parecen un coladero de la cantidad de pinchazos que ha recibido.

Voy y vengo a verla siempre que puedo y el trabajo me lo permite. Aunque si es cierto que últimamente no he tenido mucha actividad. Ha habido varios días de esta semana que nos han pedido no venir por medidas de seguridad. Y nos han dado vacaciones obligada-anticipadas.

El lunes día 13 tenemos una cita con el encargado para hablar con nosotros. No nos han dicho nada mas, pero me estoy temiendo lo peor. La guadaña de la crisis se cierne sobre mi cabeza.

Alfonso y yo seguimos viento en popa, tan solo tenemos ganas de estar el uno con el otro. Le han requerido para el día 17 en la sede de su empresa, por allá en Barcelona. Maldita la gracia que nos ha hecho, pero está obligado a asistir.

Preocupación.

Sábado 28 de Agosto de 2010.

Después de haber visitado a mi sobrina me he quedado un poco preocupada. Aparentemente está bien, salvo por su color amarillento de piel. El médico les ha dicho que no parece tener ningún síntoma que debiera preocuparnos.

No obstante la ha citado para una analítica de sangre, que será para el 16 de septiembre. ¡Por favor! Así es como funciona la sanidad en este país.
También comentó que de momento no le dieran zumo de naranja ni nada que pueda contener zanahoria. Según él, un exceso de esos alimentos puede provocar un cambio temporal en el color de su piel.

Alfonso no ha podido quedar conmigo hoy. A pesar de estar de vacaciones, le han pedido como favor que mandara para el lunes unos informes por correo. Por lo tanto ha de quedarse este fin de semana trabajando en su casa.

Yo no se que voy a hacer. Desde que nos conocemos, y no hace mucho de ello, no concibo el poder divertirme si no estamos juntos. Me paso el día entero pensando en él y no puedo concentrarme ni disfrutar de nada de lo que hago.

En el trabajo, el lunes nos han dado el día libre a algunos. Han estado comentando que necesitaban vaciar la zona que había quedado afectada para su posterior reparación y desinfección. Creo que he tenido suerte, pues desde luego tal y como está el problema no me gustaría ser víctima de una segunda fuga. Además así podré ir mañana de nuevo a visitar a mi sobrina.

Viento en popa.

Viernes 27 de Agosto de 2010.

Todo va viento en popa entre Alfonso y yo. Nos entendemos a la perfección en casi todos los aspectos. Me ha comentado que el 12 de septiembre ha de volver a Barcelona porque se le acaban las vacaciones.

Es una pena que vivamos tan lejos el uno del otro. Voy a echarlo de menos. De todas formas yo tenia pensado cambiar de trabajo y de residencia. No me resultaría complicado. Por lo tanto, ya se donde debo de empezar mi búsqueda laboral.

Ayer tuvimos una de las zonas de seguridad comprometida, los índices de radiación había subido inesperadamente, pero nadie se atrevió a sacar conclusiones. Yo creo que el nivel de seguridad ha sido recortado con escusa de la crisis.

A mi se me revuelven las tripas cada vez que veo como llegan los inspectores al recinto y salen del despacho de Juan, jefe de seguridad, con una sonrisa de oreja a oreja. Confiemos en que no tengamos que lamentarlo mas adelante.

Esta tarde voy a ver a mi sobrina. Está mala de las anginas desde hace ya un par de días. Ha tenido mucha fiebre durante las noches pero parece que esta misma mañana cesó repentinamente. Le voy a comprar una muñeca Barbie de esas que tanto le gustan, seguro que le hará mucha ilusión.

Los flechazos existen.

Domingo 22 de Agosto de 2010.

Creo que los flechazos existen. Hemos pasado todo el fin de semana juntos de aquí para allá. El viernes tomamos el café prometido y por la noche fuimos a la feria de Casatejada. Estuvimos paseando un rato.
Me ha contado que es asesor economista de una empresa muy importante afincada en Barcelona.

¡Y yo aquí trabajando como técnico de seguridad en la Nuclear de Almaraz!

El sábado decidimos ir al cine a ver “Los Mercenarios”, gran película, por cierto. Yo siempre he tenido los gustos de chica un poco raros, ya me lo decía mi padre, me encantan las películas de acción. Creo que Alfonso prefiere un género de cine mas pausado y de autor. Para la siguiente, elegirá él.

El domingo fuimos a su casa y no pude resistirme más. Nos entregamos en cuerpo y alma el uno al otro. Creí estar en el paraíso mimada por un ángel. Sinceramente pienso que estoy viviendo una segunda adolescencia. Mis hormonas están por las nubes. Nunca me había sentido tan joven y con tantas ganas de darlo todo. Fue tal y como cuando lo sueñas de niña, algo totalmente irreal, pero cierto. Yo siempre he pensado que las relaciones así eran pura fantasía adolescente, pero después de esto...

He estado pensando en el trabajo, llegando a la conclusión de que debería de empezar a moverme para buscar algo menos peligroso. Lo que pasa es que con la crisis actual no hay quien se atreva a dar un paso, no sea que lo des en falso.

Mañana lunes he de entrar una hora antes por culpa de un incompetente que se está dedicando a hacerme la vida imposible, si tan solo le pillara a solas por un callejón oscuro, se iba a enterar ese.

Si alguien supiera alguna vez lo insegura que es una central por dentro y la cantidad de cosas que se incumplen y ocultan en las inspecciones, se llevaría las manos a la cabeza. Lo vergonzoso de todo esto, es toda la mierda que tiene una que tragar para conservar su puesto de trabajo.

Hoy ha sido un día perfecto.

Domingo 15 de Agosto de 2010.

Hoy ha sido un día perfecto. Me miró, se acercó y después se presento para invitarme a una copa.
Se llama Alfonso y es guapísimo. Hace ya algunas semanas que coincidimos en la Discoteca “La Perla” de Serrejón.

Hemos estado echándonos algunas miradillas, pero nunca nos atrevimos a presentarnos, siempre le he visto algo tímido. Quizás haya sido eso una de las cosas que mas me hizo fijarme en él.

Desde que Fran puso fin a nuestra relación el mismo día 13 de Abril, día de mi cumpleaños, no he vuelto a tener ninguna ilusión por nadie.

Alfonso aparenta ser un tío bastante centrado en su vida. Hemos tomado una copa y charlado el uno del otro. Me ha estado contando que hace poco salió mal parado de una relación sentimental con una chica llamada Nuria, también tiene narices que se llamara igual que yo. Es economista y desde luego que parece la persona mas culta de todos los que hay por aquí. Este mismo viernes hemos quedado para tomar un café y conocernos mejor.

Creo que no debía de haber aceptado la oferta de trabajo en la central nuclear de Almaraz. Seguramente ahora estaría en mi pequeño apartamento de Madrid disfrutando de ese estrés que tanto echo de menos por aquí. Pero por otra parte, de no haber sido así no habría podido conocer a Alfonso.

Sentencia de muerte.

Miércoles 15 de Septiembre de 2010.

12:34 h.

Sentencia de muerte.
Un fuerte sonido de motor arrancado seguido de un par de acelerones, me hizo salir del trance. Retiré las manos de los oídos y abrí lentamente los ojos para comprobar lo que estaba pasando.

Susana estaba gritando: ¡Jodeos! ¡Hijos de puta! Y pisando fuertemente el pedal del acelerador, el coche salió llevándose por delante a unos tres individuos que estaban frente a ella.

Los golpes secos sonaban terriblemente cada vez que embestía a una de esas cosas y el crujir de sus huesos al pasar por encima de ellos no era mucho mas agradable.

Justo al llegar donde debería de haber girado a la izquierda para tomar la calle en la que estoy, Susana siguió hacia delante.

¿Cómo es posible? ¿Me ha abandonado? No podía creerlo, pero sin embargo, tampoco me atrevía a juzgarla. La situación se había descontrolado e imagino que el estado psicológico en el que se encontraba había hecho que se preocupara solo de salvaguardar su propia vida.

No tardó demasiado en perderse en el horizonte entre acelerones y frenazos.

Ahora si que tenía un problema de verdad. Aunque la mayor parte de los bichos habían corrido tras el coche, algún que otro rezagado permanecía aquí junto a los cuerpos masacrados sus compañeros.

Es curioso lo duros que son. Aún teniendo destrozado gran parte de su cuerpo, estos seguían moviéndose haciendo intención de levantarse.

Como son las películas.

Martes 14 de Septiembre de 2010.

17:45 h.

Como son las películas.
Uno nunca piensa en ciertas cosas cuando está viendo una película. Hay pequeños detalles importantes que un director de cine por mucho que quiera transmitir en sus Films, jamás podrá plasmar con el mismo realismo que en la propia vida.

Lo que me está pasando bien podría ser una de esas película de acción, si no fuera por el pequeño detalle de que mi estomago no da la talla para ello.

¿Alguna vez habéis imaginado como suenan los huesos de un ser humano cuando son destrozados en mil pedazos? ¿Y lo seco que puede sonar el golpe que arrebata una vida?

Nada de lo que podáis imaginar superará nunca jamás lo vivido en estos últimos minutos.

Cuando Susana apretó el contacto, el coche no arrancó, debía de llevar algunos días parado. Nuevamente lo volvió a intentarlo hasta en tres ocasiones. Yo ya temía por lo que estaba apunto de ocurrirle. Todos y cada uno de esos bichos se daban cuenta de la jugada gracias al estruendo del motor, y empezaban a movilizarse hacia el coche.

Temiéndome lo peor solo se me ocurrió armar el mayor escándalo posible para atraer su atención. Grité el mayor número improperios en tono desafiante. Pero el resultado fue negativo. Ellos sabían perfectamente que su amenaza no venía de encima de los tejados.

Susana me obsequió con una mirada de terror al ver lo que se le venía encima, sin cesar ni un instante en su empeño por arrancar aquel vehiculo.

La mayor parte de individuos había llegado ya hasta el coche e intentaban sacar a su ocupante a base de golpes y meneos, haciendo de está manera que se balancease de un lado a otro.

Yo temiendo el desenlace terrible no pude mas que llevarme las manos a los oídos y cerrar fuertemente los ojos para ausentarme de lo que estaba a punto de ocurrir.

¡Eureka!

Martes 14 de Septiembre de 2010.

13:10 h.

¡Eureka!
Oteando los tejados de las casa colindantes a la mía, he visto una chimenea de unos 90 cm de alto. La chimenea es un tubo de chapa con un sombrerete en forma de cono. Con mucho cuidado he ido saltando de tejado en tejado hasta llegar al de la chimenea, algunas tejas han quedado algo maltrechas a mi paso.

Examinando la chimenea con mas detenimiento he visto que llevaba una abrazadera en la parte central consolidando la unión entre las dos partes en las que está dividida. He pensado que si consiguiera quitarla podría servirme como tirolina improvisada y además la propia chimenea me serviría para levantar aún mas la altura del cable. La abrazadera está apretada con un gran tornillo plano y yo no voy provisto de ninguna herramienta para poder hacerlo girar.

¿Quién dijo que el dinero solo sirve para gastarlo? Aquella vendita moneda de 50 céntimos se dibujó en mi cabeza repentinamente. Busqué en mis bolsillos hasta hallarla, e introduciendo su canto en la ranura del tornillo, pude comprobar que encajaba perfectamente. No todo iba a salirme mal, pensé al tiempo que giraba la moneda y el tornillo cedía.

Guardé el destornillador improvisado nuevamente en el bolsillo y retome el camino hasta mi tejado con la arandela y la mitad de la chimenea en mi poder. Lo siguiente fue sencillo.

Tiré del cable de la fachada con cuidado de no electrocutarme, logrando así desengancharlo de al menos tres de sus anclajes de la pared. Después abrí un poco mas la abrazadera para hacer que el cable la atravesara, y volví a colocarle el tornillo dándole un par de vueltas con los dedos.

Una vez hecho esto, estaba a punto de finalizar con éxito mi experimento. Enganché el llavero a la arandela improvisada y anudando el cable al extremo mas alto de la chimenea, conseguí hacer que la tirolina “casera” comenzase a deslizarse hacia el balcón de la tienda en el momento en que levanté la chimenea por encima de mi cabeza.

Previamente había estado gritándole el plan a Susana, la cual esperaba ansiosamente las llaves del vehiculo desde el balcón de enfrente.

Espero que todo vaya bien y a Susana no le ocurra nada cuando suba al coche y venga a por mí.

Las llaves estuvieron en su poder en apenas unos segundo tras acabar con éxito la primera parte de nuestro nuevo plan. Ella bajó de la primera planta hasta llegar al escaparate. Yo desde aquí permanecía nervioso como espectador de la película.

Susana salió con mucho sigilo y sin que nadie se percatara de su presencia, pudo llegar hasta el coche. Metió las llaves en la cerradura, las giró y… ¡Eureka!
Los seguros se abrieron dejándola vía libre para poder meterse dentro. Metió la llave del contacto y girándola de nuevo…

Congelado hasta los sentidos.

Lunes 13 de Septiembre de 2010.

11:55 h.

Congelado hasta los sentidos.
No podía imaginarme el frío que puede hace por las mañanas cuando te encuentras subido en lo alto de un tejado.

Aquí estoy, todavía no he podido pensar nada bueno para resolver la situación. Si tuviera el brazo de un lanzador de pesos, le lanzaría las llaves a Susana para que arrancara el coche y viniera a buscarme como si fuera de nuestra primera cita se tratase. Pero con mi endeble brazo, la distancia entre los dos es suficientemente larga como para que la jugada salga mal.

Por otra parte, me estoy empezando a mosquear. Ahí abajo están bastante revolucionados, no paran de mirarme al tiempo que babean y gruñen ferozmente. Espero no equivocarme al afirmar que no tienen capacidad mental para subirse encima de la furgoneta y saltar hasta el tejado. De momento no lo han hecho.

Fijándome mas detenidamente, he podido observar que varios de ellos muestran un aspecto desmejorado, su carne parece estar amoratada y sufren atrofias en algunas partes de su cuerpo. No se… Todo esto me da que pensar. ¿Será finalmente cierto lo de que podrían ser como los zombies de las películas? Es extraño, pues la mayoría no muestra ese aspecto. Puede que el paso del tiempo esté produciendoles putrefacción. Aún es pronto para confirmar eso.

Estuve pensando y pensando durante toda la noche, pero hasta esta mañana no lo vi con suficiente claridad. La solución estaba frente a mis ojos y yo sin percatarme.

Descubrí que uno de los cables del alumbrado de la calle comunicaba esta casa con la fachada de la tienda, concretamente con un balcón que parecía pertenecer al primer piso de la misma.

Mi cabeza no tardó demasiado en comenzar a pensar. Quizás si me hiciera con una arandela lo suficientemente grande como para pasar el cable por su interior y enganchar las llaves a ella, podría usarla como tirolina, para después de que Susana subiera al primer piso, deslizar las llaves hacia ella. El único problema que veo es encontrar esa arandela y levantar el cable por donde estoy yo, pues tal y como está colocado ahora mismo, la distancia a recorrer es totalmente horizontal sin ninguna inclinación.

Por un pequeño imprevisto.

Domingo 12 de Septiembre de 2010.

00:14 h.

Por un pequeño imprevisto.
La situación actual es la siguiente:

Me encuentro a aproximadamente 59 metros de Susana, todo pareció ir bien excepto por un pequeño detalle. Y para mal de males, el número de individuos ha aumentado al igual que su comportamiento violento.

La resolución del plan previsto fue la siguiente:

Cogí la barra de hierro que seguramente su dueño usaba para subir y bajar el cierre de la tienda. Avancé hacia la puerta por la que habíamos entrado al almacén. Giré lentamente su pomo hasta dejarla entreabierta para poder examinar el entorno. Me aseguré de que no habría ninguna de esas cosas pululando por la tienda y caminé lentamente hasta la altura del escaparate. Al llegar hasta él, hubo algo
que llamó mi atención. En el suelo permanecía el enorme charco de sangre, pero el cuerpo que debía de haber sobre él no estaba. En su lugar, podía ver un sospechoso y abundante rastro de la misma que partía hacia fuera de la tienda.

Después de lo que he vivido estos días, tampoco hay ya muchas cosas que me puedan sorprender. Pero si me valió para aumentar mi sigilo en el resto de la operación.

Fuera seguía habiendo mas de esas cosas, pero sentí alivio al comprobar que el numero de ellas había disminuido mas de lo previsto.

Al cruzar lentamente la puerta de la tienda, pude ver hasta donde llegaba el reguero de sangre. El cuerpo de aquel tipo permanecía a la derecha de la fachada, en el suelo. Agudicé la vista para intentar ver con mas detalle y… La visión era horrible. Estaba mutilado por todas partes. Sin duda nada de eso lo había producido el choque contra el escaparate. Era mas bien como si lo hubieran devorado, que por otro lado, después de lo visto no me extrañaría nada. Está gente, por llamarles de alguna manera, perfectamente podrían practicar el canibalismo.

Si no fuera porque los cuerpos de los que permanecían con vida no estaban ni mutilados ni podridos, pensaría que estaba siendo el protagonista de una película de zombies. Pero eso no puede ser posible. Jejeje.

Continué avanzando en silencio y ocultándome entre los matorrales que me separaban de la furgoneta. Todo iba según lo previsto hasta llegar al último seto. Respiré profundamente antes de iniciar la última carrera y comencé a correr los 7 metros que me separaban de la libertad.

¡Corre!, ¡corre!, ¡¡corre!! Resonaban dentro de mi cabeza las palabras que me gritaba mi entrenador de atletismo Oscar en mis años mozos.

Casi sin apenas darme cuenta llegué hasta la furgoneta con las llaves en una mano y la barra de hierro en la otra. Algo nervioso, introduje las llaves en la cerradura. Una… Dos… Hasta tres veces lo intenté, lo juro. ¡Las llaves no giraban!... ¡¡Dios!!
¿Me habría precipitado al pensar que las llaves pertenecían a este vehículo? Giré la cabeza para mirar a Susana y entonces es cuando lo vi todo mas claro. ¡No podía ser! ¡Era el colmo de los colmos! A la izquierda del escaparate había aparcado un pequeño coche con el logo y el nombre de la tienda rotulados en las puertas.

¡No! ¡¡Joder!!
Desde luego la desdicha y la mala suerte se habían aliado con mi plan de fuga. Yo estaba aquí, con las llaves del coche de enfrente en la mano y con cara de Gilipollas.

Pero lo peor de todo estaba aún por llegar. Al menos una veintena de esas cosas permanecían inmóviles clavando su mirada en mí. Pasaron pocos segundos desde que me percaté de este detalle hasta que empezaron a correr con intención de cogerme.
Por un momento, todo pareció fluir a cámara lenta. Me giré para toparme con uno de ellos y rápidamente le asesté un fuerte golpe trasversal en la cabeza provocando su caída al suelo. En la maniobra se me escapó la barra de las manos, pero gracias al golpe pude volver a darme la vuelta e instintivamente subirme al techo de la furgoneta para saltar hacia el tejado de la casa de al lado. Lo que hace la adrenalina, parecía Spyder-man.

Creo que de momento estaré a salvo aquí arriba, pero ahora... ¿Qué demonios vamos a hacer?

Estudiando un plan de huida.

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

23:37 h.

Estudiando un plan de huida.
Cuando Susana se ha despertado yo ya lo tenía mas o menos claro.
Encontré las llaves de un vehiculo y al mirar por la ventana pude ver una furgoneta con el logotipo de la tienda. Esta podría ser nuestra vía definitiva de escape hacia un lugar mas seguro.

Tras calcular la distancia que hay hasta la furgoneta, la cual se encuentra aparcada al otro lado de la calle y a su vez separada por el parquecillo. Creo que podría llegar fácilmente. Si voy con cuidado y ocultándome de la atenta mirada de esas criaturas será pan comido.

Susana no se ha percatado de nada de lo ocurrido, por una vez y aunque sea en esto, he tenido suerte al ver como se quedaba dormida. Me encuentro mucho mejor ahora y con mas motivación para huir de esta ratonera.

Creo que la oscuridad nos ayudará a pasar desapercibidos. Tan solo la luz de la luna ilumina tenuemente las calles de este pueblo.

Voy a salir muy despacito y con mucho cuidado por la puerta por la que entramos. Después, voy a intentar atravesar el parque ocultándome tras los setos que hay. Y finalmente voy a correr los últimos 7 metros que me separaran de la furgoneta. Una vez que llegue hasta ella, tendré que ser muy rápido con las llaves para que no me atrapen.

Así será todo pan comido. Daré la vuelta al parque sin detenerme y pararé en la puerta de la tienda, donde me esperará Susana y huiremos de aquí.

Nuestra intención será continuar hasta el primer pueblo que veamos con gente normal.
Voy a ir provisto de un hierro, que el dueño debía de usar para subir y bajar el cierre, por si me encontrara a alguno de esos bichos de frente.

Confio en poder escribir mis siguientes líneas desde la furgoneta.

Trágame tierra.

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

15:38 h.

Trágame tierra.
Creo que estoy pasando por el momento mas embarazoso de toda mi vida. Hace unos minutos que llevo sintiendo algunos dolores en la tripa.

Como es natural no he podido hacer mis necesidades, desde hace varios días. Y lógicamente habernos comido la comida que cogimos prestada, ha empeorado aún mas mi situación.

Me moriría de vergüenza si tuviera que compartir esos momentos íntimos con Susana. Ella, dulce e inocente permanece acurrucada en el rincón sin percatarse de mi problema, tan solo me ha preguntado si me pasaba algo tras apreciar en mi, un par de gestos de dolor. Yo valientemente le he contestado que estaba todo bien y que no se preocupara.

¡Seré idiota!
Cada vez que aparece un nuevo retortijón me está matando. No se que voy a hacer.

Sólo 112.

Jueves 9 de Septiembre de 2010.

13:16 h.

Sólo 112.
Después de todo lo que nos a ocurrido y ser consciente de la situación, he temido por mi familia. No sabemos si lo ocurrido forma parte de unos hechos aislados, o por el contrario afecta a mas regiones.

Inmediatamente he cogido mi móvil con intención de llamar a mis padres. Pero una vez más la desdicha se alía con mi situación actual mostrándome en la pantalla un bonito mensaje: "Sólo 112"

Primero pensé, que sería probable que las gruesas paredes del “almacen-semisotano” en el que estamos refugiados podrían estar afectando a la cobertura de mi teléfono. Y pensando mas detenidamente, puede que mi compañía de telefonía móvil, no tenga
cobertura en este pueblo perdido de la mano de dios. Por el momento me conformaré con mandar mensajes desde satélite.

He enviado correos a algunos familiares y amigos explicándoles todo lo que nos está ocurriendo e invitándoles a ayudarme. Solo espero obtener contestación en breve.

Por lo que puedo ver a través de la ventana, siguen estando ahí fuera. Aunque algo mas tranquilos, no dejan de tener esa expresión furiosa en sus caras.

Susana parece haberse acostumbrado a la situación en la que nos encontramos, no para de decirme que hagamos algo. Yo no tengo demasiadas ideas para poder atajar el problema. Tan solo se que en esta situación no viviremos demasiado.

Un alunizaje perfecto.

Martes 7 de Septiembre de 2010.

16:10 h.

Un alunizaje perfecto.
Empecé a ponerme muy nervioso y grité a Susana que dejara de coger cosas. Ella en un principio, cual inocente, no se había percatado de nada, pero pude apreciar el cambio de expresión en su rostro al detener su mirada hacia el escaparate.

Era como un tanque de los que salen en los documentales de guerra. No cesaba su marcha ante nada, tropezaba y se levantaba de nuevo, pasaba por encima de los setos del parquecillo que nos separaba como si no estuvieran allí.

Es entonces cuando comencé a echar de menos mi cuchillo montañés. Lo había dejado insertado en el pecho de Roberto días atrás. ¡¿Cómo fui tan idiota de no cogerlo antes de huir!? Imagino que en un momento tan estresante como ese, la adrenalina no te deja pensar con claridad.

Sin apenas darnos cuenta, un fuerte e inesperado estruendo hizo que nos despertáramos de nuestra psicosis. No podía creer lo que estaba viendo.
Aquel violento individuo había atravesado con su cuerpo el escaparate de la tienda.

¿Qué estaba ocurriendo? ¿No lo había visto? Claro que si, pero no
le importó en absoluto. Su naturaleza violenta le nublaba por completo. En su cabeza tan solo se encontraba la idea de que nosotros éramos enemigos.

Los cristales cubrieron su cuerpo de cortes. Algunos de ellos parecían haber afectado a algunas arterias importantes, pues no paraba de brotar
sangre de manera exagerada. El suelo pronto pareció una peculiar piscina.

Poco a poco intentaba incorporarse sin percatarse ni por un momento de que su garganta había sido afectada por un profundo corte que le seccionaba limpiamente la yugular. Apenas se levantó, volvió a caer al suelo. Eso me tranquilizó e hizo que los
latidos de mi corazón volvieran a un ritmo casi normal.

Este no sería el único problema del día. Gracias al estruendo producido por aquella cosa, muchísimos mas empezaron a hacer su aparición de entre cualquier rincón. En cuestión de minutos se juntaron unos cien frente a la tienda. Yo, perplejo al verlo, muy, muy despacio cogí a Susana del brazo y haciéndole gestos para que no armara ruido nos metimos tras una puerta que había al fondo.

Es una especie de almacén. Tan solo la entrada por la que hemos pasado y una pequeña ventana con rejas permiten la comunicación con el mundo exterior.

Aún seguimos aquí, desde donde estoy escribiendo estas lineas. Ellos no se han movido. Parecen inquietos como en busca de algo. Posiblemente, nosotros.

Desalentador.

Domingo 5 de Septiembre de 2010.

14:35 h.

Desde luego el panorama no es muy alentador. Algo raro está ocurriendo. No sabemos porque, pero desde el primer momento de entrada al pueblo todo parecía tener un aire extraño.

Había demasiado silencio por las primeras calles que nos encontrábamos y la ausencia de vida alguna nos hacía andar con cautela.

Al llegar un poco mas adentro, la visión no podía ser mas desalentadora. Cadáveres por todas las calles adornaban este pequeño pueblo. Casi todos habían sido desmembrados ferozmente. Piernas y brazos separados de sus dueños. Algunos de ellos habían muerto con expresiones de horror que jamás antes había visto.
Era terrible. Coches situados por el medio de las calles con las puertas abiertas como si sus dueños hubieran tenido que abandonarlos sin previo aviso.

Encontramos una tiendecita pequeña de alimentación, y el hambre nos incitó a entrar.
A pesar de la necesidad y del desastre. Yo no paraba de sentirme como un delincuente.
Susana cogía comida mientras yo vigilaba a través de un gran escaparate de manera instintiva.

No tardé demasiado tiempo en apreciar como una figura humana nos observava desde el otro lado de la calle. Agudicé la Vista justo cuando emprendió la carrera.

¡Dios mío! ¡Otro que parecía estar trastornado como Roberto! Al ritmo que corría en breves segundos se nos echaría encima.

Ese gran cuchillo montañés.

Jueves 2 de Septiembre de 2010.

23:24 h.

Ese gran cuchillo montañés.
Punta arriba cual estaca mata-vampiros se quedó mi preciado y ansiado cuchillo montañés. Roberto quedó ensartado como un pinchito moruno de grandes proporciones.

Pero su nueva situación no parecía importarle demasiado. Aún tenía que hacer fuerza con mis brazos para evitar que nos alcanzara, con no muy buenas intenciones.

Mientras luchaba por mantener su boca lejos de nosotros, Roberto no paraba de segregar babas que manchaban mi cara y ropa. ¡Que asco!

Conseguí coger una piedra del tamaño de mi puño, y me lo quité de encima golpeándole con ella. Aturdido comenzó a incorporarse con el cuchillo aún clavado en su pecho. Mientras yo cogía a Susana de la mano y salíamos corriendo.

Como bien conté anteriormente. Corrimos durante horas hasta que nuestros cuerpos dijeron, basta.

Hemos llegado a “Serrejón”. Pero, nada de esto es lo que esperábamos encontrar…

El sabor de la sangre II.

Miércoles 1 de Septiembre de 2010.

01:32 h.

El sabor de la sangre II.
Tras partir a pie hacia “Serrejón” y permanecer unas horas caminando, escuché unos alaridos tan desgarradores, que permanecerán en mi cabeza durante el resto de mí vida. Fue lo único que en ese momento conseguiría detener nuestra huida.

Desenfundé mi cuchillo lentamente de su funda de cuero mecánicamente fabricada en cadena. Y con Susana tras de mi agarrada a mi camiseta, avancé muy despacio hacia el lugar de donde provenían tan angustiosos sonidos.

Después de caminar por la maleza y atravesar un par de densas retamas, pudimos ver la figura de un hombre que nos daba la espalda. Postrado en el suelo y de rodillas, parecía lamentarse de algo entre gritos y alaridos.

Antes de poder detener nuestro paso. La madre naturaleza nos negó su refugio. Y a causa de haber pisado una pequeña y seca rama de árbol que inmediatamente estalló bajo mi pié, hizo que aquel extraño hombre girara la mitad de su cuerpo para observar a quienes habían osado interrumpir su extraño ritual.

No podía creerlo. Era imposible. Se trataba de Roberto, pero… Estaba algo distinto. Su expresión parecía muy violenta, aumentando aún mas al ver como los dos estábamos frente a él, mirándole.

Intenté llamarle en varias ocasiones con la esperanza de que reaccionara. Pero fue inútil. Roberto estaba fuera de sí, parecía un animal con instintos primarios. Estaba irreconocible, litros de sangre empapaban toda su ropa y parecía como si hubiera estado dándose un festín caníbal. No se que se habría comido, pero prefiero no pensar en lo que se me está pasando por la mente.

Como loco que escapa de su manicomio, inició una apresurada carrera hacia nosotros entre gritos y gruñidos. Yo, con mas miedo que vergüenza, reculé hacia atrás, sin percatarme de que Susana estaba allí. Tropecé con ella y los dos caímos al suelo justo en el momento en el que se abalanzaba sobre nosotros.

El sabor de la sangre.

Martes 31 de Agosto de 2010.

12:50 h.

El sabor de la sangre.
Hemos corrido durante horas hasta que nuestros cuerpos dijeron, basta. Por un momento pensé que Susana no iba a ser capaz de seguirme. Pero mucho mas lejos de mi pensamiento, casi estuve a punto de perderla de vista. Su escultural cuerpo de modelo, nada tiene que ver con el fenomenal estado de forma que posee.

Nunca pensé que tuviera valor para haber hecho lo que estoy a punto de contaros.

jueves, 7 de octubre de 2010

Cagando leches.

Lunes 30 de Agosto de 2010.

01:21 h.

Cagando leches.
De nada ha servido encontrar las malditas llaves de la furgoneta. ¿Cómo iba a imaginar que estarían dentro del puñetero cajón de los cubiertos? Si no recuerdo mal, ahí ya miré. Pero ¿Cómo iba a pensar que estarían mezcladas entre los cuchillos?
Es igual, de todas formas al girar el contacto me he dado cuenta de que el depósito estaba vacío.

Susana esta algo más calmada y por lo menos parece razonar un poco más. No obstante pienso que en cualquier momento podría repetirle la crisis de ansiedad que ha sufrido esta tarde.

Ir a pie, va a ser la única y mejor opción que nos queda. Desde luego no pienso permanecer muchos mas días en esta casa.

Ya mas tranquilo y con los nervios en su sitio, creo que me las podré apañarme para regresar a la civilización. Además, parece que he conseguido entender el software de GPS que instale en mi teléfono móvil antes de pensar venir aquí. Va a consumir la mayor parte de mis baterías, pero será la forma mas sencilla de acabar con esta pesadilla.

En el mapa, obviamente no aparece el bosque ni ningún camino. Pero sí me indica la dirección que he de seguir para llegar a un pueblecito llamado “Serrejón”.
Espero no encontrarme con ninguna pared ni barranco por medio. Iré con cautela.

Mañana a primera hora de la mañana, en cuanto la luz del sol nos permita ver, partiremos Susana y yo hacia lo desconocido. Si todo va bien, a mediodía podré escribir algún mensaje por la noche. Seguramente habré recorrido casi la totalidad del camino.


Con más miedo que verguenza.

Domingo 29 de Agosto de 2010.

00:55 h.

Con más miedo que verguenza.
Dios mío, no se ni como me atrevo a estar aquí escribiendo esto. Será que mi profesión frustada de periodista sale en los peores momentos para darme la endereza suficiente.

Tras contarme Susana lo sucedido, decidí buscar por los alrededores algún rastro de Roberto o Javier.

Cuchillo montañés en mano, comencé a buscar por los alrededores de la casa. Susana tenía mucho miedo de quedarse sola y quiso permanecer tras de mí en todo momento.

Estuvimos toda la tarde buscando con mas miedo que vergüenza, sin encontrar nada.

Tras darnos casi por vencidos. Apareció. Era la visión mas horrenda que habíamos visto en toda nuestra vida. Allí estaba. Era Javier... o lo que quedaba de él. Estaba mutilado de cintura para abajo. Le faltaba la mayor parte de la piel y carne. La cara parecía haber sido desfigurada a golpes. Daba la sensación como sí después de haberlo matado Roberto, algún animal salvaje hubiera dado buen provecho de aquel maltrecho cuerpo.

Tras esa visión y haber estado en shock dentro de la casa. Me levanté y pasé el resto de la tarde buscando de nuevo las llaves del vehículo, sin conseguir encontrarlas.

Susana está bastante afectada. Creo que no ha conseguido superar el shock y no se ha movido ni soltado una sola palabra desde que regresamos.

Mañana sin dudarlo nos vamos a ir de aquí, ya sea en furgoneta o a pie.

¿Y ahora que hago yo?

Sábado 28 de Agosta de 2010.

03:49 h.

¿Y ahora que hago yo?
Después de lo que me ha contado Susana no se si voy a ser capaz de salir de la casa. Por lo que dice, mientras yo dormía tras terminar mi turno y haber empezado el de Javier, ella se despertó escuchando a Javier llamar a Roberto.

Este, por Lo visto, se había levantado sin problema alguno y había salido fuera de la casa. Según ella Roberto jadeaba fuertemente y se movía algo descontrolado. Javier al insistir en su llamada y ver que hacia caso omiso, se encaminó hacia él con intención de prestarle ayuda. Fuera de la casa y justo al llegar a su altura, Roberto si giró y gruñendo como un animal le propinó una avalancha de golpes consiguiendo así hacer caer a Javier al suelo.

Susana, muy asustada, sólo pensaba en la manera de refugiarse de todo aquello.
Miró rápidamente a cada uno de los rincones de la casa, hasta detener su mirada en una trampilla. Apresurandose en su escapada, tiró fuertemente de la agarradera de la misma y trás abrirla, permaneció escondida dentro hasta que yo la descubrí.

No me puedo creer que todo eso pasara mientras yo dormía sin enterarme de nada. Creo que a partir de hoy deberíamos acostarme antes. Haremos noche los dos dentro del sótano. Creo que será el lugar mas seguro de toda la casa. Aunque también se podría convertir en una gran trampa de ratones. Seguramente yo, no dormiré.

Mañana intentaré buscar algún resto de lo que supuestamente ha ocurrido. Tampoco he de fiarme cien por cien hasta no tener ninguna prueba concluyente.

Una historia terrorífica.

Sábado 28 de Agosto de 2010.

00:03 h.

Una historia terrorífica.
¿Como he sido tan tonto? Llevo todo el día esperando a que regresen y no me he percatado de la trampilla que hay en el suelo junto a la chimenea. Ha sido levantarla y encontrar a Susana chillando histericamente como si fuera a matarla. Después de tomarme mi tiempo para poder tranquilizarla y ganarme su confianza. He conseguido que me cuente que había pasado para haber acabado ahí...

Bonito amanecer el de esta mañana.

Viernes 27 de Agosto de 2010.

19:32 h.

Bonito amanecer el de esta mañana.
Esta mañana sobre las 08:15 am me he despertado al sentir como el generador eléctrico que hay en el cobertizo se paraba lentamente.
Tras levantarme y comprobar que mi ropa estaba empapada gracias a las altas temperaturas que hay aquí, me encaminé hacia él con intención de encenderlo de nuevo.

No me percaté de que estaba absolutamente sólo hasta mucho más tarde, cuando quise comprobar el estado de Roberto. ¡¡No estaba allí!! Y Lo que es aún peor, ¡¡no había rastro alguno ni de Susana ni de Javier!!

He buscado por todas partes de la casa y nada. Pienso que no han debido de ir muy lejos, pues todas sus pertenencias están aquí. Pero... ¿Por que no me han despertado para decirmelo? En verdad me parece muy extraño y no me gusta nada la situación. Cuando lleguen se van a enterar.

Sin perder mas tiempo voy a buscar las llaves de la furgoneta para irnos lo más rápido posible.

Imagino que Roberto habrá mejorado bastante en el transcurso de la noche.

Añoranza de mi hogar.

Viernes 27 de Agosto de 2010.

02:38 h.

Añoranza de mi hogar.
Javier estaba en lo cierto. Después de la caminata nos hemos encontrado con una pequeña casita de madera. Nos ha parecido extraño que no hubiera nadie en ella, y más aún cuando todos los enseres que hay dentro hacen pensar que ha estado habitada hasta hace pocos días.

Espero que si el dueño regresara antes de que partamos y nos vea aquí, comprenda la situación en la que nos encontramos.

La fiebre y los espamos repentinos que invaden a Roberto, nos han obligado a hallanar una propiedad privada. A pesar de haber localizado un botiquín y haber ingerido algo de paracetamol, no ha mejorado nada en el tiempo que llevamos.

Suerte que podré cargar todas mis baterías, mañana estarán listas.

Afuera hay una furgoneta con aspecto bastante destartalado, es extraño. ¿No debería habersela llevado su dueño? No parece haber otra forma mejor de salir de aquí. Hoy no hemos tenido tiempo de buscar las llaves por la casa, pero estoy convencido de que aparecerán en el momento menos inesperado.

Si no aparece el dueño por la mañana, pensamos irnos con ella y recorrer el camino de tierra hasta llegar a la civilización.

Estamos organizando turnos para atender a Roberto durante la noche, y el mío finaliza dentro de media hora, así es que. Hasta mañana.

Una casa, un tesoro.

Jueves 26 de Agosto de 2010.

19:13 h.

Una casa, un tesoro.
Parados en un claro a la espera de que Roberto consiga recuperarse. Mi batería está bajo mínimos, no se si tendrá fuerza para enviar este mensaje al satélite.

Javier se adelanto para inspeccionar el terreno sobre el que tendremos que caminar, y después de una hora aproximadamente volvió que gesto alegre diciéndonos que había visto en el horizonte una cabaña más abajo.

Por fin parece que la suerte está de muestro lado, dios quiera que Roberto se encuentre con fuerzas para llegar hasta allí. Tiene muchísima fiebre y su respiración es muy fuerte. Hace ya algunos minutos que prácticamente necesita ir cargado en las espaldas de alguien.
Susana me ha comenta@#%$##%,,&*&$$00101100000_Javier se adelanto para inspeccionar el terreno sobre el que tendremos que caminar, y después de una hora aproximadamente volvió que gesto alegre diciéndonos que había visto en el horizonte una cabaña más abajo.

Por fin parece que la suerte está de muestro lado, dios quiera que Roberto se encuentre con fuerzas para llegar hasta allí. Tiene muchísima fiebre y su respiración es muy fuerte. Hace ya algunos minutos que prácticamente necesita ir cargado en las espaldas de alguien. Susana me ha comenta@#%$##%,,&*&$$00101100000_

Falto de baterías.

Jueves 26 de Agosto de 2010.

14:32 h.

Falto de baterías.
Seguimos andando por la nueva ruta. Nos movemos despacio, pues a Roberto le ha subido mucho la fiebre y apenas puede sostenerse por si sólo. Creo que la herida finalmente ha acabado infectandose.

Ahora mismo hemos parado un momento a descansar y comer algo. Antes de comer, Roberto se ha bañado en las aguas del río con intención de bajar su fiebre. El resultado ha sido positivo y acto seguido se encontró mucho mejor. No sabemos cuanto tiempo va a seguir así, suponemos que en cuanto emprendamos la marcha volverá a subirle. Pero desde luego no vamos a quedarnos de brazos cruzados con la intención de que alguien nos encuentre, quizás sería demasiado tarde.

Ayer puse la última de las cinco baterías del móvil que me llevé para la aventura. Las tres últimas no me han durado mucho, pues después del incidente permanece encendido durante todo el día con la esperanza de encontrar cobertura alguna.

Susana vino a hablar esta mañana conmigo. Es evidente que está muy preocupada y yo no he podido hacer otra cosa que consolarla y prometerle que no va a pasar nada. Es la primera vez que hago una promesa que no acabo de creerme.

Esperemos que termine todo bien y no tenga que arrepentirme de nada de lo que dije.

Trazando una nueva ruta.

Jueves 26 de Agosto de 2010.

01:25 h.

Trazando una nueva ruta.
Hemos considerado entre los tres, que la manera más corta para volver a la civilización requiere rodear las cinco pendientes que habíamos subido. Creemos que al menos dos de ellas han quedado por detrás de nosotros.

Hemos improvisado un campamento para hacer noche. Roberto no tiene muy buen aspecto a pesar de que esté intentando disimular su mal. Yo he mandado un par de correos electrónicos, avisando del problema, a la dirección del servicio de emergencia 112, que conseguí en Google.

Mi teléfono hace días que no encuentra la cobertura de ninguna antena. Tan solo el satélite nos permite mantener un hilo de comunicación con el resto del mundo.

Mañana madrugaremos para intentar recorrer el resto de la ruta y así poder terminar con todo esto por la noche.

Dios quiera que Roberto esté bien hasta que lleguemos.

Ahora mismo, todos duermen a excepción de Susana, que permanece a su lado sin parar de acariciarle con gesto de preocupación. Javier también estuvo todo el dia de hoy mustio y algo intranquilo.

Como unas vacaciones tan interesantes, se pueden convertir en una pesadilla.

Hoy tampoco hemos escalado.

Miércoles 25 de Agosto de 2010.

01:15 h.

Hoy tampoco hemos escalado.
A pesar de la insistencia de Roberto para que iniciaramos una nueva subida, no hemos querido ninguno de los tres. Creemos que no está recuperado para seguir avanzando. Él nos quiere hacer creer que la herida no afectaría a su capacidad de escalada,pero después de haber visto su aspecto, estoy convencido de que la gravedad es mayor de lo que nos quiere hacer pensar.

Roberto se mantiene muy receloso a la hora de mostrarla. Pero hoy cuando ha ido a lavarse al río, se quito el vendaje sin apenas percatarse de que yo permanecía a su lado. Pude ver la gran inflamación que le ocupa la zona afectada y el profundo corte de un lado al otro del biceps. El aspecto no era nada bueno. Tenía sangre cortada por algunas zonas de un color rojo negruzco.

Los gestos de dolor que apreciaba en su cara durante su cura, no han hecho más que confirmar mis sospechas.

Yo en secreto les he comentado a Javier y Susana, que a más tardar este jueves, y si no mejora, deberiamos abandonar todo e irnos al pueblo más cercano en busca de un ambulatorio.

Los ánimos no son muy buenos por aquí, motivo por lo que no escribo tanto como al principio. La situación nos está pudiendo a todos un poco.

A veces nos comportamos como idiotas.

Martes 24 de Agosto de 2010.

02:36 h.

A veces nos comportamos como idiotas.
Después de haber pasado por los últimos incidentes. Roberto y su brazo dicen estar bien. Susana y yo, le hemos rogado por activa y por pasiva que abandone la aventura, pero sin embargo, Roberto hace caso omiso de nuestras recomendaciones y nos dice que él por su parte va a continuar.

¡¡Joder!! Nunca le había visto tan cabezón. Finalmente se salió con la suya después de recibir el apoyo de su gran amigo Javier.

A pesar de que el nos jure que no siente dolor alguno en el brazo, por el mal aspecto de la herida y los gestos que he observado, estoy convencido de lo contrario.

Desde luego, por mi parte estoy deseando abandonar estas vacaciones. Él único problema es que moralmente me siento obligado a permanecer aquí por si mi ayuda fuera precisa en algún momento. También he de decir que al estar en lo más profundo de la sierra y disponer de tan buen sentido de orientación, yo solo sería incapaz de regresar por mí mismo.

Situación problemática.

Lunes 23 de Agosto de 2010.

00:07 h.

No he podido escribir el mensaje de antes completo debido a la problemática de la situación. El viernes durante la escalada, a causa de un exceso de confianza por parte Roberto. Este resbaló y se quedó colgando de la cuerda de seguridad.

Aún podía haber sido peor, pues en su caída a estado a punto de llevarse a Javier por delante. Gracias a dios que no ha pasado nada de gravedad, tan sólo una herida un tanto fea que se hizo en el brazo derecho.

Para colmo de males, no tenemos botiquín alguno. Tan sólo ha podido aclararse la herida en la orilla del río y tapársela con la tela rasgada de una de sus camisetas.

Mañana, nos levantaremos con la fresca y abandonaremos la aventura.

Calma y serenidad.

Domingo 22 de Agosto de 2010.

19:29 h.

Hasta ahora no he tenido la calma y serenidad para sentarme a contar lo que nos ocurrió este viernes. Yo ya lo venía baticinando. Creo que por aquí ya lo avisé.
Tal y como escribí, el viernes tarde nos encaminamos hacia una escalada algo más complicada de lo normal. He de decir, que a mi en todo momento me invadió un profundo miedo y respeto (motivo por el que seguramente salí indemne de la situación).

Despúes de la tormenta.


Cielo de Monfragüe después de la tormenta.

Nada destacable.

Viernes 20 de Agosto de 2010.

16:26 h.

Nada destacable en el dia de ayer. Estuvimos descansando para la escalada de hoy.

Cada dia que pasa estamos mucho más adentro de las montañas. Seguro que si nos abandonaran a Susana y a mí, no conseguiriamos volver a la civilización de nuevo.

Está mañana Susana se bañó en la orilla del riachuelo. Despojandose sin ningún pudor de sus ropas, me invitó a acompañarla en su chapuzón matutino. Yo disimuladamente le he dicho que nos haría falta leña para preparar la comida y que iba a recogerla. Aún así no he podido evitar mirarla de reojo (esto último lo acabaré borrando para evitar problemas conyugales).

Esta tarde vamos a escalar lo que será la mayor pendiente que subiré en toda mi vida. Estoy algo acojonadillo, pero si no me veo capaz de ello, mi aventura habrá terminado en ese momento.

Imprevistos.

Miércoles 18 de Agosto de 2010.

23:47 h.

Esta tarde hemos tenido un pequeño percance. La mochila de Susi ha salido ardiendo. Estábamos todos lavando algunas prendas en el río y dejamos la fogata sin vigilancia alguna.

Al dar termino a nuestra tarea y volver al campamento, pudimos apreciar un amasijo de restos negruzcos humeantes cercanos a la hoguera.

Tras examinarlos más detenidamente, pudimos ver que se trataba de la mochila de Susana. Creo que lo único de valor que se perdió en el incidente ha sido el botiquín que compramos el día anterior de nuestra partida. Todo lo demás sólo era ropa sin importancia. Sin embargo, Susana está algo disgustada.

Menuda noche de mier....a.

Miérciles 18 de Agosto de 2010.

15:39 h.

Menuda noche de mier....a.
Roberto, Javier y Susana durmieron a pierna suelta. Se han levantando diciendo que había hecho una noche estupenda para conciliar el sueño. A mí no me lo ha parecido. Los diferentes ruidos de nuestra amiga la madre naturaleza consiguieron acabar con mí paciencia. Creo que finalmente conseguí dormirme a causa del agotamiento.

Esta mañana hemos escalado una pendiente un poco más escabrosa. He sufrido mucho hasta llegar arriba, aún más por Roberto que por mi. No entiendo mucho de esto, pero veo a Roberto demasiado confiado en la escalada y hace cosas que me pone de los nervios. Imagino que será como cuando llevas muchos años de carnet de conducir y finalmente te confias en exceso.

Mmmmmm.

Miércoles 18 de Agosto de 2010.

01:48 h.

Mmmmmm.
Esa sensación de dormirse mientras sientes como cada uno de tus músculos sé relajan y descansan placidamente después de un largo día.

Buenas noches...zzzzz.

Difícil tarea.

Martes 17 de Agosto de 2010.

19:04 h.

Sabía que iba a ser complicado, pero no hasta que punto. Me costó mucho subir la primera pendiente del recorrido, y eso que apenas tenía altura. Mi cuerpo oxidado por el paso de los años de sedentarismo junto con el "pequeño" sobrepeso que sufro, no me han facilitado la labor.

Es en momentos como estos en los que uno sé pregunta sí vivir la vida como lo está haciendo es la manera más correcta de llegar a viejo.

Sin embargo, Roberto y Susana "a pesar de su torpeza natural" subieron sin ningún esfuerzo. Creo que seré el único que dormira está noche placidamente como un bebé.

De barro hasta las rodillas

Martes 17 de Agosto de 2010.

14:00 h.

De barro hasta las rodillas. Está mañana comenzó nuestra primera caminata entre la naturaleza.

Sobre las 8:20 am se nos empaño la alegría en nuestro paseo. Nos cayó una chufa de agua impresionante obligandonos a acelerar el paso.

Ahora hemos hecho un pequeño campamento a esperas de que escampe un poco.

Un buen paseo.

Martes 17 de Agosto de 2010.

01:31 h.

Después de dar un buen paseo por las estrechas calles de este pueblo y haber tomado un par de cervezas, hemos hecho una parada en lo más parecido a una tienda de regalos. En ella, mí mirada se ha detenido en una extraña figurita de madera vieja que intentaba parecerse a un lobo.

Creo que me llamó la atención lo mal que estaba tallada. Parece artesanal cien por cien.

Después Susana sé empeño en comerse un helado que gracias a Su torpeza, acabó irremediablemente en el suelo.

Mañana vamos a coger todos los trastos y adentrarnos en el bosque hasta el primer punto de escalada. Roberto ya hizo esta misma ruta hace un par de años. Iremos turnandonos el peso de las tiendas de campaña.

Una buena comida.

Lunes 16 de Agosto de 2010.

17:42 h.

No hay nada mejor que meterse entre pecho y espalda una suculenta caldereta de cordero.
Después de haber llegado al hotelito rural en el que haremos la primera noche, nos hemos comido entre los cuatro un gran perolo de caldereta.

No se sí podré cargar con mi propio peso lo que queda de dia.
A la tarde-noche saldremos a dar un paseo y conocer los alrededores de este pequeño pueblo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

La emoción del viaje

Lunes 16 de Agosto de 2010

11:05 h.

Con la emoción del viaje esta noche no he dormido nada. Me he pasado dando vueltas en la cama la mayor parte del tiempo.
Cuando sonó el despertador a las 06:00 am, la cama parecía tan revuelta como en una de esas noches de lujuria.
A las 09:00 am salimos en el coche y todavía no hemos llegado al sitio de donde partiremos ....

Ya por fin he terminado.

Lunes 16 de Agosto de 2010

01:08 h.

Ya por fin he terminado de preparar todo lo que me voy a llevar. Una cantimplora que me compré ayer saciara mis momentos de sed. También me hice con un gran cuchillo montañés. Ya se que es una tontería, pero siempre quise tener uno de pequeño.

Javier, Roberto y su novia Susana, me enseñaran todo lo que saben en esta aventura.

martes, 5 de octubre de 2010

Mañana va a ser un día perfecto.

Domingo 15 de Agosto de 2010.

20:18 h.

Mañana va a ser un día perfecto. Por primera vez, voy a enfundarme la ropa y enseres de alpinista y vamos a iniciar una aventura de escalada por las sierras cercanas de "Monfrague".

La única tecnología que llevaremos será mi magnífico teléfono móvil con tecnología "Android". Podré conectarme a Internet por medio de una aplicación de satélite.
No tengo mucha experiencia al respecto, pero aprenderé rápido.