jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Rescatado?

Jueves 16 de Septiembre de 2010.

10:45 h.

socios si
amables y tiernos vegetales
Pumba está cono nosotros
siempre nos ayuda
somos fruitis, frescos si
astutos y grandes vegetales

Somos blancos, somos verdes
somos negros y amarillos
somos todos diferentes
y estamos muy unidos.


¿Qué demonios era eso? ¿Qué estaban escuchando mis oídos? Esa canción me trajo muchos recuerdos de mi infancia. Prestando mas atención, pude observar que el hilillo de musical iba “in crescendo” desde el fondo de la calle hasta mí. El volumen parecía brutal, pues no veía la causa de tan entrañable melodía.

A pesar de que ya solo existían unos siete individuos observándome de manera inquieta, no tenía ninguna intención de bajar a enfrentarme a ellos y mucho menos de salir corriendo. En el estado en el que me encontraba no era lo mas recomendable.

Tras un par de minutos de espera, poco a poco comencé a divisar un extraño vehículo en el horizonte. Tenía forma de carrito, carrito de helados. Era como uno de esos carritos de helados que se veían en las películas antiguas. Un pensamiento infantil me vino a la cabeza. ¿Recordáis aquellos helados de naranja y limón que nos tomábamos de pequeño? ¿Aquella ilusión al terminarlo y mirar su palo para ver en ocasiones que te había tocado otro de premio? ¿Cómo se llamaban? Mmm..... ¡Patapalo! Eso es.

Aquel extraño vehiculo no tenía tripulante ni nadie que empujara su marcha.

Durante el avance del carro los “zombies” quedaban fascinados con su música sin poder reprimir sus instintos a acudir hacia tan interesante atracción.

¡Bang! ¡Bang!

Mi atención se vio copada por el sonido de unos disparos. Vi rápidamente como dos de los zombies caían fulminados al suelo. Estos seguían moviéndose sin poder levantarse de nuevo. Los disparos habían afectado a su capacidad motora. El artífice de ellos había acertado de lleno en su columna vertebral, consiguiendo con ello que dejaran de ser un problema más.

El individuo iba ataviado con unos pantalones de pana marrones y una chaqueta igualmente verde oscura. Caminaba lenta y tranquilamente tapando su cabeza con una boina negra.

Llevaba en las manos una escopeta de caza de dos cañones que utilizaba con soltura y paso lento. Cargaba dos cartuchos mas y…

¡Bang! ¡Bang!

Otros dos zombies al suelo. Era increíble como esos bichos seguían hipnotizados por la música sin importarles nada de lo que ocurría alrededor.

En un instante, terminaron de sonar disparos. Todos habían caído ¡estaba libre!

Tras pasar por mi lado grité haciendo gestos para llamar su atención. ¡Ehhhh!Aquel hombre, escopeta aún en mano, se giró bruscamente hacia mi posición.

¡Oh! ¡No!

¡Bang!

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